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Mostrando entradas de agosto, 2011

UNA MIRADA A LAS CALLES DE LA CUBA DE ANTAÑO.

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Por Sunia Santisteban En MIL QUINIENTOS OCHENTA Y CUATRO, cuando La Habana solo contaba con cuatro calles, la de los Oficios era la principal. Se llamó antes de la Concepción, adquirió su nombre porque desde la plaza de San Francisco hasta la de Armas, estaba llena de menestrales. Otro tanto pasó tres siglos después con la conocida y populosa Avenida de Carlos Tercero. Fue el paseo que el gobernador Miguel de Tacón puso en funcionamiento en el año MIL OCHOCIENTOS TREINTA Y SEIS, el cual conectaba a La Habana, desde lo que es HOY la intersección con Reina y Belascoaín, hasta el Castillo del Príncipe. Por su puesto, cuando se hizo esta avenida se llamó Paseo de Tacón. Años más tarde se le llamó Carlos Tercero en honor del rey de España y se le colocó una estatua del monarca. La Calle Empedrado, una de las más famosas de esa urbe, se encuentra en La Habana Vieja, o lo que fue la ciudad de intramuros. Pasa frente a la actual Catedral de La Habana. Corre de este a oeste, desde Monserrate

ANTONI GAUDI: UN ESTILO INIGUALABLE.

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Por Sunia Santisteban La obra del arquitecto catalán Antoni Gaudí va más allá de cualquier estilo o intento por clasificarla. Su sello eminentemente personal, se sustenta sobre el prodigio de la naturaleza. Nacido en MIL OCHOCIENTOS CINCUENTA Y DOS, (en Riudoms o Reus, Cataluña), este hombre poseía un sentido innato de la geometría y el volumen. “Los paraboloides, hiperboloides y helicoides, variando constantemente la incidencia de la luz, tienen una riqueza propia de matices, que hacen innecesaria la ornamentación y hasta el modelaje”, afirmaba. De su mente surgieron: La Sagrada Familia, el Parc Guell, la Casa Batlló y el Palau de la Música Catalana. Con una visión orgánica de la arquitectura concibió sus diseños de forma tridimensional, toda una novedad para su época. Reacio a dibujar planos, en raras ocasiones elaboró croquis de sus obras, tan sólo cuando se lo requerían instancias oficiales. Antoni Gaudí dedicó los últimos años de su vida a edificar el Templo Expiatorio de la Sag