LOS NIÑOS BUSCAN SU INFANCIA PERDIDA

Por Sunia Santisteban.

La trágica muerte del niño sirio Aylan Kurdi sobre la playa de Bodrum, en Turquía, estremeció al mundo. El drama que viven millones de pequeños en nuestro planeta azotado por las guerras, el hambre y las desigualdades, es impactante.
Pero más de dos décadas después de la aprobación de la Convención de los Derechos del Niño por las Naciones Unidas (ONU), millones de menores en el mundo, buscan hoy su infancia perdida.
El texto, aprobado por la Asamblea General de Naciones Unidas el 20 de noviembre de 1989 y que entró en vigor el 2 de septiembre de 1990, reconoce como niño a todo ser humano menor de 18 años, al que los Estados signatarios se comprometen a respetar el derecho a la vida, y a asegurar su desarrollo y supervivencia.
Estipula que los derechos civiles, políticos, culturales, económicos y sociales de los infantes son inseparables e iguales para todos.
Esta convención constituye una guía legal y ética para que los gobiernos diseñen políticas sociales que incluyan la protección y otras garantías para los niños.
   "La CDN es el tratado internacional más ratificado de la historia. Los 195 Estados que la han ratificado tienen que rendir cuentas sobre su cumplimiento al Comité de los Derechos del Niño. Se trata de un comité formado por 18 expertos en derechos de la infancia procedentes de países y ordenamientos jurídicos diferentes". (1)
Sin embargo, Organizaciones NO Gubernamentales (ONG) denuncian la constante violación de los Derechos Humanos de los pequeños  y demuestran la marginación a la que son sometidos, fundamentalmente en las naciones menor favorecidas.
Según fuentes consultadas, 1000 millones de niños y niñas viven en la pobreza aunque el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF, por sus siglas en inglés) puntualiza que los niños viven de manera diferente la pobreza, según el país o la sociedad en que hayan nacido y crecido.
Datos contrastados indican que de las más de 20 000 personas que mueren a diario de hambre en el mundo, más del 70% son menores de cinco años. La mayor parte de los fallecimientos se deben a desnutrición crónica, el resto por enfermedades que podrían haber sido evitadas con planes de vacunación y asistencia médica adecuada.
A todo esto se suma la falta de agua potable, de educación, la discriminación de clase, género y raza, y el abuso que sufren en sus propios hogares en la mayoría de los casos a mano de familiares o amigos.
Las ONGs y la ONU culpan a los gobiernos porque no implementan un mecanismo adecuado para determinar con cifras exactas la magnitud de la tragedia. Alertan que esa gran masa poblacional es golpeada por la globalización, las crisis económicas, las guerras y los desastres naturales.
Por todo esto, urge atender a ese enorme contingente de seres humanos que constituye la reserva más grande de esperanza porque -quienes representan el futuro- deben inscribirse en la agenda de prioridades para construir un mundo mejor.

                                         
Bibliografía

1, http://revista.ayudaenaccion.org
2. http://www.oei.es/divulgacioncientifica
3. https://www.inspiraction.org

Notas, citas y referencias

(1) http://www.unicef.es


Foto

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